De cómo se nos hizo mayor nuestro
pequeño Intersticios. (Un repaso a
las proyecciones del documental)
Lo ideal habría sido una proyección barrancal. Me explico.
Me imagino una gran pantalla en medio de nuestros huertos canallas, rodeados de
la siembra de temporada y compartiendo con nuestros queridos Miguel, Jesús, Manuel
y Domingo. Y también la Señora de los
Gatos. Y aquel otro anciano al que entrevistamos en nuestras primeras andaduras
intersticiales. Y porqué no aquel chico que se construyó una morada en lo más
alto del precipicio, como para equilibrar el bajo nivel que atrevesaba su
existencia (amenazaba a gritos con cortarse el cuello si no le dejaban ver a su
hijo). Incluso los latinos que montan sus partidos de fútbol los domingos
estarían como espectadores.
Pero no podemos tener queja alguna de Intersticios. Aun recuerdo cuando visitamos por primera vez
nuestras tierras (sí, nuestras tierras). Sin saber muy bien dónde pisábamos ni
qué íbamos a hacer. Empezamos a gestar el proyecto como una madre que alberga
el embrión de una pequeña gran cosa. Y la criatura documental empezó a
alimentarse a base de entrevistas, guiones que fueron tomando distintos
caminos, muchos equívocos y muchas alegrías. Nos quedó para el recuerdo un
emotivo álbum de fotografías con el que mostrar a nuestro bebé llamado
Intersticios.
Y claro, siguiendo con tan edulcurante descripción, lo
reconozco, nuestro hijo creció y se marchó de casa. Quería ver mundo y
presentarse como un chico de barrio periférico y, al mismo tiempo, universal.
El sabía que en el mundo había muchas otras tierras desechadas por planes
administrativos, al margen de la ley pero respetando el orden y aportando así mismo,
un beneficio a la comunidad.
¿Profetas en nuestra
tierra?
Tras las dos primeras presentaciones en la sala Cuina de la
Escola de la Dona Francesca Bonnmaison, donde engendramos y parimos el
documental, vino el primer viaje fuera. Esto fue en la 1ª Semana de Creación Documental, llevada a cabo en el centro
cultural L’Avenç de Esplugues de
Llobregat. Varios documentales y una orquesta final. Parecía que íbamos a
ser profetas en nuestra tierra pero la tecnología local nos jugó una mala
pasada: la copia se cortó cuando llevaba tres cuartas partes de metraje. Ducus
interrumptus.
Siguiendo en
tierras profetas, el segundo pase fue en el centro cultural La Bobila, en Hospitalet de Llobregat. Un sonido espectacular y muy buena acogida
del público. Se estableció un distendido clima de preguntas y reflexiones por
parte de algunos de nuestros agricultores protagonistas. Quedábamos así
satisfechos por haber presentado a nuestro nene en los municipios en los que,
en principio, se registraban los huertos de nuestro estudio. También nos sirvió para contactar con nuestro siguiente pase.
Era inevitable que tarde o temprano Intersticios quedase albergado en algún evento centrado en la esperanza verde dentro del gris de ciudad. Por eso fue el testimonio audiovisual de la Festa del Sol, que, en palabras de uno de sus organizadores se presentaba como “una fiesta al barrio de Bellvitge, destinada a sensibilizar y difundir valores ecologistas y de defensa del medio ambiente”.
Marlene Dietrich se maquilla antes de ser
fusilada
Si alguna vez me
hubieran dicho que tendría como telenera a la enigmática Marlene Dietrich nunca
me lo habría creído (básicamente porque está muerta). Pero cuando entré en La Reina de Africa (Barcelona) y se
proyectaba aquella maravillosa escena final de la muerte de la diva alemana, en
la que no se le ocurre otra cosa que afinar sus labios de carmín antes del tiro
definitivo, pensé que todo es posible en un documental. Entre gritos Martha y
yo presentamos ante una un montón de universitarios que osaban fumar dentro del
bar. Teníamos seguramente el público más exigente y a un anfitrión de grandes
filas filosóficas, el reconocido antropólogo Manuel Delgado, regente del local.
Experiencia maravillosa.
Viva Mexico cabrones
Fue la mayor sorpresa. Nuestro hijito se iba de
Erasmus a México. Intersticios fue
seleccionado en el VII Encuentro: Contra el Silencio Todas las Voces, festival organizado en Ciudad de México.
Qué decir de la emoción de tal viaje sin viajar, claro.
En palabras de Nicté Hernández Lozano,
de la Red Alternativa de Exhibición de Documentales, el documental “fue
proyectado en la sede principal que fue en el Centro Cultural Universitario,
(por haber estado dentro de la selección), esas salas estuvieron casi llenas;
además se presentó en sedes alternas el 18 de marzo en MUSUI a:C. y en el
Centro Cultural Iztapalapa, y el 23 de marzo en el Foro Quetzalpilli y en
Unidades Lomas de Plateros (en una explanada). Me han dicho que hubo más o
menos asistencia que va entre 15 a 40 asistentes”.
Tarzán tiene casa en el Atlántico
En nuestra historia siempre hubo una
coincidencia: Martha yo estábamos además separados geográficamente por el
abismo de los barrancos que retratábamos. Nuestros municipios se situaban a uno
y otro lado de los huertos. Siempre quedábamos en un punto
intermedio, a veces incluso en aquellos preciosos acueductos que reinaban en
los barrancos. Nunca pensé que cambiaríamos ese accidente geográfico por un
oceáno. Martha decidió mudarse a vivir a
su tierra natal, Colombia. Así que con ella, viajó también nuestro proyecto en
común (y mi pena).
Intersticios fue proyectado en la Casa
Tarzán, dentro del IV Festival
de Cine y Video de San Agustín (8-12
Noviembre 2012), Colombia. Me pregunto cuál es la reacción al ver a
nuestros jubilados comentando la diferencia entre vivir en el campo y en la
ciudad. ¿Encajarán estas experiencias en otros puntos del globo?, ¿Se reirán de
los mismo chistes que en los pases ibéricos?
De vuelta al Baix Llobregat
No
recuerdo cómo se enteraron de nuestra existencia y contactaron con nosotros,
quizás internet que lo mueve todo. Recientemente ha sido Mollet del Vallès (Vallés
Oriental), en el Centre de Serveis per a Gent Gran El Lledoner. Curiosamente
La Ciutat Jubilada titulaba esta exposición conjunta sobre huertos urbanos,
nombre similar al primer subtítulo de Intersticios, La Ciudad Reinventada.
Este
evento era la prueba definitiva de lo candente que está el tema de los huertos
urbanos y del aprovechamiento de tierras de dudosa perspectiva. Tomaban
prestado el nombre de un magnífico libro a modo de abecedario de estos curiosos
proyectos que surgen a los márgenes de los ríos, La Ciudad Jubilada, de
Pau Faus.
Debo
decir que me soprendí a mismo exponiendo mi vena más reivindicativa, no se si
por añadir algo a la perfecta puesta en escena del autor del libro; o si por
encontrarse entre los espectadores la regidora de Cultura. Hablé de lo
importante que es tener en cuenta la historia de la explotación de estos
terrenos cuando se trata de reparcelarlos en proyectos administrados por los
ayuntamientos. Todo sea por defender a
mis protagonistas de las garras siempre (o casi) amenazadoras de los planes
administrativos y urbanísticos.
…imagino una excavadora y una
llamada desesperada
Son
las siete de la mañana, un lunes de marzo del 2017. España ya ha salido de la
crisis, o más o menos. Hay dinero recuadado de aquí y allí en las arcas
municipales. Es el momento de las inmobiliarias aliadas con ayuntamientos y el
gris cemento.
Recibo
una llamada. Es Jesús el del huerto que dice que las excavadoras están llegando
al barranco de huertos. Salgo disparado con una copia de Intersticios en mi
Tablet.
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